EXÓTICOS:
NUESTROS GRANDES DESCONOCIDOS
Quizás el término “exótico” no sea el más adecuado para agrupar a los animales que vemos en la clínica veterinaria.
Como animales exóticos consideramos aquellos que no son autóctonos de una zona o país y, aunque la mayoría de los animales exóticos que vemos no pertenecen a la fauna autóctona peninsular, también es cierto que otros animales considerados como exóticos no suelen presentarse en la clínica veterinaria.
Así por ejemplo, una cabra del Gabón, un avestruz o un tigre, son animales exóticos pero va a ser muy raro que aparezcan por la clínica.
Otros, como una rapaz, una comadreja o un lagarto ocelado no son animales exóticos y también es raro que pasen por nuestras manos;
Una tortuga mora es más común en la clínica y tampoco es un animal exótico.
Por todo ello, quizás el término más adecuado para citar a estas especies sea el de
“Nuevos animales de compañía”.
Nuevos, porque no son el perro y el gato, y de compañía, porque suelen estar alojados en las casas de las personas. Aun así, es posible que en alguna ocasión se nos presenten en la consulta animales exóticos pertenecientes a colecciones zoológicas y granjas, así como animales autóctonos procedentes del campo o requisados por tenencia inapropiada o ilegal. Algunos de estos nuevos animales de compañía se encuentran incluidos dentro de una legislación especial que regula su comercio y tenencia, es la normativa CITES.
Por otro lado, la mayoría de las especies autóctonas están protegidas por la ley, su tenencia no está permitida y son competencia de la Administración correspondiente, aunque esto no quita que si acude una persona a la clínica con alguna de ellas podamos darle unos primeros auxilios y cuidados especiales hasta su posterior encauzamiento al organismo correspondiente.
Dada su enorme diversidad, resulta difícil agrupar bajo un mismo nombre a los diferentes animales que vamos a ver.
Pero no acaban aquí las dificultades, hay muchas más, la mayoría derivadas de esta tremenda diversidad. Por ello, nos enfrentamos a una serie de problemas que hacen que la clínica de estos animales sea un verdadero reto.
Así, podemos encontrarnos desde animales de 15 g como los canarios y aves tropicales, hasta ejemplares de cientos de gramos, algunos kilos e incluso mucho más.
Abarcamos reinos animales tan distintos y particulares anatómica y fisiológicamente como aves, reptiles, mamíferos, peces y, a veces, anfibios y, dentro de ellos, sus distintas agrupaciones.
La amplitud y variedad de los conocimientos necesarios son enormes y, a la vez, escasos; pues los estudios biológicos y clínicos sobre estas especies son muy recientes y la mayoría de ellos no están escritos en español. ¿Tenemos más dificultades? Pues sí, la tecnología necesaria para la clínica tiene un coste alto
Básicamente vamos a ver por encima tres grupos:
reptiles, aves y pequeños mamíferos.
Pero antes, es importante tener en cuenta una serie de aspectos generales:
1. Qué animal vamos a ver:
el reino al que pertenecen es fácil de saber: o es un pájaro o una serpiente o una rata. Pero hay que intentar saber de qué especie se trata y, a partir de aquí, conocer cuáles son sus condiciones ideales de cautividad, puesto que
la mayoría de las patologías derivan de malas condición
es ambientales o dietéticas.
A su vez, el tamaño es también una variable importante: no es lo mismo trabajar con un yaco que con un camaleón del Yemen o un hámster ruso o una pitón.
La forma de manipularlos y explorarlos, de realizar diagnósticos y tratamientos y de alojarlos, varía según el tamaño.
2. La anamnesis es muy importante:
preguntemos al propietario y dejémosle hablar.
En qué condiciones tiene al animal constituye la mayor parte de la información que nos dará. En cuanto a los síntomas y otros aspectos clínicos, éstos van a ser más bien escasos. Lo más habitual es oír respuestas de este tipo: “no se mueve”, “duerme mucho”, “no come” o “tiene un bulto”.
3. El acondicionamiento de la clínica:
puesto que tratamos con un grupo tremendamente heterogéneo en todos los aspectos,
nuestra clínica debe estar preparada para ello.
Por lo tanto, debemos disponer de alojamientos adecuados donde podamos controlar variables ambientales como temperatura, radiación térmica, iluminación, luz ultravioleta, humedad, así como ubicaciones donde colocar animales de todos los tamaños que podamos atender.
4. Elementos diagnósticos:
algunos podremos usarlos y otros no, bien por el escaso tamaño o por la negativa de los propietarios.
Pero en cualquier caso debemos disponer de ellos y su uso e interpretación permitirán realizar un buen diagnóstico. Los apoyos externos como laboratorios y ciertos profesionales son también importantes.
5. Necesidad de disponer de información:
tanto conocida por nuestra parte como bibliografías que nos permitan consultar, afinar y recordar datos. La información más específica y especializada no está en español.
6. Necropsias:
son vitales para confirmar diagnósticos
En algunos casos recurrimos a costear técnicas diagnósticas post mórtem por nuestro propio interés y el de los futuros pacientes.
Reptiles
Tenemos una serie de particularidades que condicionan la clínica de reptiles y son las que vamos a ver a continuación.
Tortugas
Las tortugas tienen un caparazón que dificulta enormemente la exploración y aplicación de ciertas técnicas diagnósticas, a su vez los tamaños pueden variar desde crías con algunos gramos hasta ejemplares adultos de varias decenas de kilos, con los que hemos que tener cuidado por las posibles mordeduras. El hábitat también es variado y se puede clasificar en seco, húmedo y semihúmedo y, aunque la mayoría son herbívoras, también las tenemos carnívoras y omnívoras.
Serpientes
Lagartos
Grupo todavía más variado donde tienen mención especial los camaleones por sus particularidades.
Una vez eliminado este grupo, el resto podemos dividirlo en arborícolas y terrestres.
Los pesos también oscilan entre algunos gramos y decenas de kilos.
La mayoría son vegetarianos, pero también hay insectívoros o carnívoros.
Toda esta variedad condiciona, de nuevo, su exploración, técnicas diagnósticas, tratamientos, acomodación y dieta.
Piel
La piel es escamosa y especialmente sensible, quizás la que más de los distintos reinos animales que vamos a tratar. Es lo primero que vemos en un reptil y nos puede dar una idea de su estado general de salud y ánimo. Son frecuentes los abscesos y granulomas subcutáneos con material purulento denso, así como quemaduras y mordeduras. Las suturas que usaremos son absorbidas por hidrólisis.
Temperatura corporal y otras condiciones ambientales
Los reptiles son animales cuya temperatura corporal no es constante y depende del ambiente y de su comportamiento en busca o no de calor. Condiciona procesos tan importantes como la digestión, la actividad, el comportamiento, la inmunidad, etc. y, en general, toda la bioquímica del reptil. Por eso es tan importante conocer la especie, en qué condiciones lo tiene alojado el propietario y si son las adecuadas y, en caso necesario, cómo lo vamos a alojar nosotros (generalmente usaremos ambientes cálidos, en torno a los 28 °C o más). Otros aspectos importantes son: humedad, iluminación, orientación de la radiación térmica, tamaño del terrario y elementos en su interior. Algunos de ellos hibernan y éste también es un aspecto importante a considerar.
Síntomas ocultos
Los reptiles no dejan ver sus signos de enfermedad de forma clara. Al contrario que las aves, que tienen una actividad mucho mayor, muchos reptiles utilizan la quietud como forma de pasar desapercibidos y no malgastar energía. Así, los comentarios habituales por parte de los propietarios suelen ser que: “no come”, “tiene un bulto” o “su actividad ha cambiado”.
Dieta
Mientras que en las aves gran parte de las patologías derivan de dietas inadecuadas, la mayoría de las patologías que presentan los reptiles provienen de las condiciones ambientales de cautividad. Aun así, dietas hiperproteicas y carnívoras en reptiles herbívoros y obesidad en carnívoros son frecuentes y difíciles de tratar con éxito.
Aves
En función del tamaño podemos distinguir dos grandes grupos:
paseriformes (aves típicamente “pequeñas” como canarios, jilgueros, etc.)
y psitácidas (loros, guacamayos, cotorras, etc.).
Por lo tanto, su manejo debe ser cuidadoso para evitar que los dañemos o que se nos escapen.
El típico dicho de que se pueden morir al cogerlos es relativamente falso: aquellos que puedan morir durante una breve manipulación lo harían de todas formas en minutos o quizás al cabo de unas pocas horas.
A su vez, el tamaño va a condicionar tanto las técnicas diagnósticas como la aplicación de los tratamientos que podemos realizar; por ejemplo, es difícil usar una torunda de cultivo, la toma de sangre para su análisis, la aplicación de fluidoterapia, la realización de endoscopias o ecografías, etc. en un ave de 15 gramos como podría ser un canario.
El segundo grupo, psitácidas y aves de mayor tamaño, requiere un manejo más estricto para evitar principalmente que nos dañen a nosotros.
En ellas sí podemos realizar la mayoría de las técnicas diagnósticas pero siguen presentando cierta dificultad terapéutica, sobre todo en la aplicación de las técnicas más invasivas como fluidoterapia y cirugía en general. En ambos casos, y siempre que las ventajas superen a los posibles inconvenientes, el uso de anestesia inhalatoria con isofluorano facilita el trabajo.
Temperatura corporal elevada
Debido a su escaso tamaño tienen un elevado metabolismo. Por ello, es necesario acondicionarlos en ambientes cálidos para disminuir lo máximo posible las necesidades energéticas para el mantenimiento de la temperatura corporal. Además, en los casos graves nos encontraremos con estados de hipotermia que tenemos que solucionar. Durante la anestesia inhalatoria también se produce una pérdida importante de temperatura. Los fluidos administrados se deben calentar previamente.
Plumas
Tener el cuerpo cubierto de plumas dificulta su inspección y manejo. A veces usamos alcohol para poder visualizar algunas zonas concretas pero su aplicación excesiva o en animales muy enfermos puede inducir una hipotermia de fatales consecuencias.
Respiración y sacos aéreos
Básicamente, en una primera inspiración el aire pasa a los pulmones; en la segunda éste pasa a los sacos aéreos, alojados en cuello, tórax, abdomen y también en grandes huesos como húmero y fémur. Al mismo tiempo, el aire que había pasa por los pulmones de nuevo y sale al exterior. Como los sacos aéreos son estructuras membranosas que presentan una vascularización muy escasa, los tratamientos a este nivel se basan en la aplicación de vapores y aerosoles, o bien en confiar en la autocuración, con el apoyo adecuado.
En insuficiencias respiratorias graves por obstrucción de vías aéreas altas, podemos actuar sobre un saco aéreo abdominal para permitir el paso de aire al sistema respiratorio. A la hora de realizar las ecografías hay que tener mucho cuidado porque el aire de su interior, va a impedir el paso de los ultrasonidos, lo que dificulta la exploración.
Síntomas ocultos
Puesto que son animales presa, es decir, que sirven de alimento a otros y teniendo en cuenta que los depredadores atacan a aquellos que manifiestan alguna debilidad, no van a ser expresivos a la hora de mostrar signos de enfermedad. Así, lo típico que nos cuenta el propietario es que: “no come”, “está embolado”, “duerme mucho” o “está raro”. Esto hace que para realizar un buen diagnóstico debamos usar técnicas como la toma de muestras para cultivos y citología, hematología y bioquímica sanguínea, radiografías, endoscopia, etc. chocando con el eterno aspecto económico.
Ojo
La dilatación de la pupila tiene un componente voluntario que hace que para la inspección profunda del ojo se necesite el uso de colirios con d-tubocurarina.
Dieta
Gran parte de las patologías de las aves, sobre todo en psitácidas, están derivadas de una dieta incorrecta. Así, la típica alimentación con mezcla exclusiva de pipas y cacahuetes favorece la aparición de diversas patologías que, en su conjunto y en muchos casos, hace inviable o muy difícil y costosa la curación. Suelen ser loros que llevan años comiendo esta dieta -y, en los mejores casos, quizá algo de fruta como manzana-, que rechazan otros alimentos aunque el propietario insista en ponérselos y comen lo que más les gusta; nunca han ido al veterinario y suelen llegar en muy mal estado.
El componente psicológico
Quizás la psicología aviar sea un tema muy descuidado en veterinaria, y eso que muchos canarios muestran alegría cuando oyen o ven a su propietario, requiriendo su atención. Pero en determinados casos de psitácidas puede ser vital su consideración. En loros tremendamente socializados con los humanos, dependientes, inteligentes y con fuertes lazos efectivos, una larga permanencia en el hospital puede dificultar enormemente su recuperación, e incluso hacerla imposible. Cada uno de estos casos requiere una evaluación individualizada y colaboración por parte de los propietarios.
Pequeños mamíferos
Su amplia variedad tanto en especies como en tamaños condiciona la clínica y las posibilidades que tenemos de realizar un diagnóstico.
Es necesario recopilar una amplia documentación sobre los cuidados de estas especies, principalmente de los que vemos en la clínica.
Variabilidad de especies y tamaños
Tratamos animales tan distintos como
hámsteres, ratas y ratones, cobayas y chinchillas,
conejos, hurones, titis y algunos más.
Y tamaños también muy variables pero generalmente menores de los 2 o 3 kg. Por supuesto, existen particularidades en los tratamientos entre los que cabe destacar el uso de antibióticos en conejos y roedores.
Cuerpo cubierto de pelo
Son frecuentes los problemas dérmicos como alopecias, sarna, heridas y tumores ocultos.
En algunos, se dan unas características que hacen tremendamente difícil su exloración.
Por ejemplo, los erizos, a los que además de las púas de su parte superior hay que añadir su actitud defensiva de plegarse sobre sí mismos protegiendo y escondiendo la parte de su cuerpo sin púas.
Temperatura corporal elevada
Debido a que su pequeño tamaño en general implica un metabolismo alto, son frecuentes las hipotermias y suele ser necesario alojarlos en ambientes
cálidos.
Algunos, como pequeños primates sudamericanos, requieren temperaturas ambientales superiores a los 25 °C y es frecuente que acudan a la clínica en invierno con hipotermias y patologías asociadas. También son frecuentes el raquitismo y la osteomalacia por falta de irradiación ultravioleta.
Similitud con la clínica conocida
En este grupo, también variado y heterogéneo, contamos con la ventaja de estar más o menos preparados para tratar principalmente con mamíferos.
Dieta
Un grupo tan variado y heterogéneo hace que las dietas sean también muy diversas. Podemos agrupar a:
• roedores y lagomorfos comedores de hierba y forraje, semillas, verduras y, en menor medida, frutas,
• omnívoros, como los cerdos vietnamitas y primates del nuevo mundo,
• hurones considerados carnívoros estrictos, aceptan perfectamente verduras y frutas en pequeñas cantidades
Algunos con necesidades más específicas relativas a vitaminas y porcentajes de fibra. Son frecuentes los problemas dentales en roedores y lagomorfos o deficiencias de vitamina C en cobayas.
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